sábado, 17 de diciembre de 2011

“Buscamos una victoria oral dentro de la conciencia de la gente’’

Palestinos, activistas israelíes e internacionales se reunen cada viernes desde octubre de 2006 en un pueblecito situado al sur de Betlehem llamado Al-Massara, para reclamar la caida del Muro que los

separa no solo de Jerusalén, sino también de sus tierras.

La manifestación no violenta comienza a las doce de la mañana en el centro cultural de la aldea y los manifestantes congregados oscilan entre cincuenta y trescientas personas dependiendo de la epoca del año.

La escena se repite cada semana de la misma manera: El grupo entero comienza su marcha mientras repite cánticos que exhortan la caída del muro: “El muro tiene que caer: como en Berlín también en Al-Massara’’. Hasta que los manifestantes –desarmados- se encuentran cara a cara con los soldados y estos empiezan a lanzar granadas de sonido y gas lacrimógeno. Deshaciendo así de forma violenta la manifestación pacífica y provocando numerosas lesiones a los congregados.

Hasta la fecha no ha habido ninguna muerte que lamentar como sí ha sucedido en otras localidades palestinas donde también se celebran marchas pacificas. La última tubo lugar en Nabi Saleh el viernes pasado y Mustafa Tamimi de 28 años murió por el disparo directo de un soldado. A pesar de no contar con ninguna víctima mortal, la gran mayoría de los habitantes del pueblo sufren lesiones auditivas debido a las granadas de sonido y, el impacto de las granadas lacrimógenas sobre su cuerpo les ha causado heridas considerables.

Mahmoud Zwahra, alcalde de la localidad y presidente del Comité Popular de Al-Massara, nos cuenta como empezo todo : “En cuanto empezamos a ver la construcción del Muro nos pusimos en contacto con otros pueblos que tienen experiencia en manifestaciones pacíficas como es el caso de Nabi Saleh o Bi’lin y también entramos a formar parte del movimiento de Comites Populares con la idea de luchar contra esta ocupación de forma no violenta y unidos’’ y añade: “Mantenemos nuestra idea de no violencia e intentamos llegar a todas las sociedades tanto dentro de Palestina como fuera. No tenemos ideales políticos porque no se trata de eso, se trata de gente que vive bajo una ocupación y quiere vivir fuera de ésta y en paz”.

Los habitantes de Al-Massara llevan casi seis años luchando pacíficamente contra demoliciones, desalojos, confiscación de acuíferos y destrucción de campos de cultivo de forma sistemática.

Casi el 90% de las casas se encuentran bajo una orden de demolición dictada por las autoridades israelís y durante los últimos tres años, el asentamiento Gush Etzion se ha ido expandiendo y ahora ocupa más 700 hectáreas -de propiedad palestina- y está habitado por 10.000 personas.

Hasta la construcción del muro, Al-Massara contaba con 1000 hectáreas. A día de hoy 350 hectáreas han sido aisladas tras una enorme pared de cemento gris situada a 12 kilómetros de la conocida línea verde -demarcación establecida en el armisticio entre palestinos e israelís en 1949- y los campesinos no tienen permiso para acceder a sus tierras de cultivo; A pesar de que la Corte Internacional de Justicia dictaminó en 2004 que el muro era ilegal y que el propio acuerdo de 1949 establecía que dicha línea verde “no debe ser considerada de ningún modo como una frontera política o territorial”.

La situacion de Al-Massara es crítica y el pueblo intenta resistir de diversas maneras. Además de la manifestación semanal, también se desarrollan dentro del pueblo diversas actividades en pro de la resistencia pacífica como la plantación constante de nuevos olivos o la recogida de la aceituna entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre.

Zwahra se muestra orgulloso ante los pasos logrados durante todos estos años de resistencia: “Cada vez encontramos más gente dispuesta a resistir y a participar. No buscamos una victoria física a través de la destrucción del muro, buscamos una victoria oral dentro de la conciencia de la gente’’.

Los residentes de este pueblo situado al sur de Betlehem también tienen que enfrentarse, al igual q sucede en las localidades de Nabi Saleh, Bil’in o Al Walaja, al asalto y humillación constante y sistematicó de los soldados israelíes.

Según nos cuenta Mahmoud Zwahra, “Los soldados nos conocen perfectamente y nosotros los conocemos a ellos también. Entran en nuestras casas, nos arrestan, tenemos que pagar grandes cantidades de dinero para ser liberados, hacen fotos a nuestros hijos pequeños para tenerlos controlados, nos llaman por teléfono amenazandonos de muerte a nosotros y a nuestra familia…’’

Terminaba así Zwahra la entrevista concedida para la AIC: “Esta gente: los soldados, los colonos y los que viven en eso que llaman Israel están ciegos y viven en una cueva. Nunca serán capaces de ocupar nuestra mente y nunca sabrán qué significa la libertad y la vida palestina”.

A pesar de todas estas violaciones de los derechos humanos que se comenten en el pueblo y el alto nivel de violencia y amenazas que existe, el próximo viernes los habitantes de Al-Massara junto con activistas israelíes e internacionales volverán a manifestarse como cada semana y lo seguirán haciendo hasta que la ocupación y el muro desaparezcan.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Hombre herido de gravedad en Nabi Saleh

La manifestación que cada viernes tiene lugar en Nabi Saleh se ha visto oscurecida hoy debido a que un lugareño fue alzanzado por una bala de gas provocándole serias lesiones en la cabeza.

Los servicios sanitarios actuaron con rapidez pero los soldados israelís no dejaron salir a la ambulancia del pueblo para que el herido fuera atendido en el hospital.

Mustafa Tamimi de 27 años está siendo tratado en Nabi Saleh; Su estado es crítico.

  

miércoles, 7 de diciembre de 2011

“Las reformas en la Ley Jordana llevadas a cabo por Mahmud Abbas son buenas, pero no suficientes”

A pesar de que no hay un número oficial, cada año en Palestina una decena de mujeres son asesinadas por sus familias. Después de que la noticia sobre una joven muerta en manos de su tío en Hebrón apareciese en todos los medios de comunicación a principios de este año; El presidente Mahmud Abbas firmó una enmienda dentro de la propia ley palestina para castigar con mayor severidad a los culpables de asesinato en defensa de salvaguardar el honor de la familia.


Los crímenes de honor se respaldan en la antigua Ley Familiar Jordana. Según ésta, “si un varón descubre a su esposa o a una de sus familiares cometiendo adulterio y la mata o hiere, queda exento de culpa”. A su vez, según el mismo código, “el que comete un crimen de desenfreno de ira por haber cometido la víctima un acto incorrecto, peligroso o impuro gozará de una reducción de la pena”.

Por otro lado, si el asesinato cambia de género y se repiten las mismas circunstancias de adulterio, la mujer no gozará de ninguna benevolencia y no se aplicará ninguna reducción de su condena.

Las revisiones realizadas por el presidente de Palestina consistieron en eliminar los apartados uno y dos del artículo 340 y parte del artículo 18 del Pina Code en Gaza. La primera enmienda abarcaba la zona de Cisjordania y la segunda revisaba la ley británica que impera en Gaza desde 1936. Halimeh Abu Solb, abogada experta en los llamados crímenes de honor y los casos de violencia doméstica, analiza la situación: “Las reformas en la Ley Jordana llevadas a cabo por Mahmud Abbas son buenas, pero no suficientes porque todavía existen otros artículos relacionados con los crímenes de honor y el asesinato de mujeres o su discriminación como por ejemplo: el artículo 62 o el 68. Por lo que el problema no está solucionado”.

El artículo 62 habla del derecho a la custodia de los hijos. Según esta ley, la custodia pertenece única y exclusivamente al varón. Al mismo tiempo, el artículo 98 permite la reducción de las penas de seis meses hasta dos años en prisión si la víctima indujo a que el perpetrador cometiese el crimen debido a su conducta ilícita e inapropiada.

Las mujeres son asesinadas por estar bajo sospecha o porque existen rumores en el pueblo de que su conducta es impura y va en contra de la tradición, los valores y las normas de la sociedad por lo que ha perjudicado gravemente el honor de su familia y éste solo puede ser limpiado con sangre. Existen casos documentados en los que las mujeres han sido asesinadas por sus familias acusadas de adulterio, intento de divorcio, abandono de hogar familiar o conyugal, petición de la custodia de los hijos, desacuerdo en la elección de marido o por haber sido víctimas de violaciones.

La organización no gubernamental palestina Women´s Center for Legal Aid and Counselling publicó a principios de este año un dossier con todos los casos documentados y denominados como crímenes de honor desde 2007 hasta 20010. En total ha habido treinta y un casos de asesinato durante dicho periodo.

Hanna Abu Ghash, coordinadora del estudio “Mujeres sin Nombres. Análisis sobre los asesinatos de mujeres en el nombre del honor en la sociedad palestina 2007-2010” añade: “No podemos decir que la cifra aumente o disminuya porque no se documentan todos los casos. Los crímenes de honor son un tabú, pero no por ello dejan de morir mujeres cada año”.

Dentro de este estudio nos encontramos casos de mujeres brutalmente asesinadas por sus maridos, padres, hermanos o tíos. La mayoría de estas mujeres fueron acusadas de haber tenido relaciones sexuales con extraños a pesar de que la autopsia y las posteriores investigaciones demostraron que las víctimas no habían cometidos dichos actos.

Además de la muerte de la víctima, el crimen acarrea una serie de consecuencias para la familia muy difíciles de superar. Por un lado, la economía se ve notablemente afectada debido a que en varios casos la víctima era la única que mantenía el hogar. Por otro, la huella psicológica que deja la muerte en los niños es imborrable. En un momento pierden a su madre y a su padre, ya que éste es encarcelado. Si el asesinato se comete en presencia de los niños, el shock para ellos es más profundo. Existen casos en los que además, el hijo es víctima de burlas en el colegio por haber perdido a su madre en dichas condiciones.

Halimeh Abu Solb, nos cuenta cómo trabaja WCLAC para erradicar todos los signos de violencia en contra de las mujeres. “Trabajamos en diferentes puntos: ofrecemos atención primaria a todas las mujeres que se encuentren en peligro y a sus familias, realizamos cursos con abogados y jueces, eventos internacionales, publicamos análisis periódicos analizando la situación y trabajamos codo con codo con el Ministerio de Justicia”.

A su vez, Hanna Abu Ghash nos explica la importancia que tiene el departamento de policía a la hora de luchar contra los crímenes de honor y la violencia doméstica. “Colaboremos constantemente con la policía y tenemos muy buena relación. La consideramos un organismo fundamental y nos ayudamos mutuamente en nuestro trabajo”.

De forma contraria a lo que la sociedad internacional cree, los llamados crímenes de honor no están respaldados por el Islam. Dentro del Corán no se encuentra la muerte para casos de adulterio, si no que se habla de latigazos y encierros. El propio Corán prohibe severamente matar a nadie, a excepción de que tras un juicio justo y con la participación de cuatro testigos las autoridades lleguen a ese veredicto.

Según Hanna, “el problema es eminentemente cultural. La discriminación entre hombres y mujeres aparece desde muy pequeños. A su vez, la sociedad cree que el honor de una mujer pertenece al hombre y el deber de defenderla es similar al de defender cualquier otra propiedad que esté bajo su protección”.

Las presiones gubernamentales de Netanyahu amenazan la estabilidad de ONGs y medios de comunicación

Hace apenas dos semanas, Mossi Raz, codirector de la radio “All for Peace” fue convocado por la policía durante tres horas, acusado de dirigir una radio ilegal. Raz cuenta en un entrevista concedida a la PdR lo sucedido, “Aseguraban que tenemos un transmisor en los territorios ocupados, lo que no es cierto”. Las autoridades israelís se respaldan en que existe una compañía llamada Jerusalem Times que transmite desde la capital palestina el contenido de la emisora. Mossi continúa, “ Su dueño es palestino y él consiguió un permiso de la Autoridad Palestina para transmitir. Consiguió una frecuencia, paga los honorarios por ella y transmiten desde Ramala lo que hacemos aquí. Nosotros tenemos el estudio y transmitimos a través de internet. Ellos lo cogen de internet y lo difunden por todos lados”.

A su vez, tanto la sede de la organización Paz Ahora como el domicilio de uno de sus dirigentes, Hagit Ofran, han sufrido en las últimas semanas actos vandálicos por parte de la extrema derecha israelí. Lior Amihai, trabajador de la entidad sin ánimo de lucro nos relata los hechos: “Hemos sufrido ataques muy ofensivos en las últimas semanas: Un graffiti en la puerta principal de la oficina, tuvimos que evacuar el edificio donde se encuentra nuestra sede a causa de una amenaza de bomba, nuestro director, Yariv Oppenheimer, recibe constantes amenazas telefónicas y en dos ocasiones, la casa privada de nuestro Jefe de Equipo, Hagit Ofran, ha sido asaltada con pintadas en las que se clama por su muerte”.

En el domicilio de Ofran se podían leer graffitis que decían: “Rain te está esperando”, “Givat Assef venganza” “Saludos desde Maoz Etzion”. El primero hace referencia al asesinato deYitzhak Rabin perpetrado por un militante de extrema derecha y los otros dos hacen alusión a zonas devastadas recientemente. Las oficinas de la organización también fueron atacadas con pintadas de la estrella de David y amenazas de bomba inclusive.

Amihai prosigue: “ No sabemos quién es el responsable directo de los ataques y la policía solo nos ha informado de que están siguiendo a fondo el caso”. A pesar de ello, la organización confirma no temer los numerosos actos vandálicos que están sufierndo, “El miedo es muy personal y estoy seguro de que los niveles de miedo varían de persona a persona. Sin embargo, seguimos con nuestro trabajo y no dejamos que el miedo nos interrumpa. Por supuesto, hemos elevado nuestras precauciones y estamos actuando con mayor precaución, pero ninguna de nuestras actividades han cambiado debido a los ataques”.

Ambos acontecimientos vienen de la mano del intento de aprobación el pasado 13 de noviembre en el Comité Ministerial de la Legislación israelí de dos proyectos de ley en las que se limita la capacidad de recaudación de fondos de las ONG´s.

Las reformas, que permanecen congeladas por el momento, pretenden prohibir a todas las organizaciones sin fines de lucro recibir más de 20.000 NIS por parte de gobiernos u organismos internacionales por un lado, y obligarles a pagar un impuesto del 45 por ciento de todos los ingresos procedentes de capital extranjero por otro. Según publica el diario israelí Haaretz, el embajador de la Unión Europea en Israel, Andrew Standley, se puso en contacto con Yaakov Amidror, asesor de seguridad nacional del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para advertirle que la aprobación de dicha legislación perjudicaría la visión que tiene Occidente de Israel como un país democrático.

Amihai denuncia la situación: “El ambiente político en Israel es muy tenso. Estamos asistiendo a una propagación de la legislación radical de la derecha dirigido a perjudicar a las instituciones democráticas y en contra de organizaciones de izquierda que se ocupan de cuestiones tan importantes como los derechos humanos y la lucha contra la ocupación”.

En España las críticas por parte de diversas ong´s también se han hecho notar. Xabier Aguirregabiria representante de la organización no gubernamental sin ánimo de lucro, SodePaz, expresa su malestar: “Condenamos enérgicamente el nuevo intento por parte del gobierno sionista de limitar la libertad de actuación de las organizaciones no gubernamentales que trabajan por los DDHH y en pro de una justicia social” y añadía, “Es un atropello más a la libertad de expresión y de actuación de este gobierno sionista de extrema derecha”.

Dichas propuestas de ley se añaden al malestar general que ha provocado la presiones impuestas a la libertad de expresión y de prensa mediante la Ley anti-boicot aprobada a principios de julio de 2011. Según ésta, cualquier acto de petición de boicot de índole tanto económica como cultural o académica contra la idiosincrasia israelí tanto en Israel como en los Territorios Ocupados Palestinos se considerará un delito grave.

Lior Amihai analiza el panorama actual: “Esto podría explicarse en el hecho de que la derecha básicamente controla el Parlamento. Lo que explica también tanto la gran cantidad de legislación que se está levantando, como el por qué de que las organizaciones de izquierda se encuentren en el punto de mira”.

Aguirregabiria denuncia por su parte: “Esto es una muestra más de que el gobierno israelí no quiere que se conozcan ni se mejoren las condiciones infrahumanas a las que somete a la población palestina en toda la región”.

Mossi Raz se muestra tajante ante la situación de control que rige en el país y al cierre de su emisora como consecuencia directa: “No nos están atacando a nosotros solamente. Atacaron y despidieron a algunos periodistas en el Canal 1 de televisión; atacaron al Canal 10 al detener el dinero”.

Ante este panorama político, la izquierda israelí se encuentra cada vez más mermada y los medios de comunicación del país guardan silencio ante hechos tan noticiosos como el cierre de una emisora de cobertura nacional. Nos encontramos con un panorama desde principios de verano en el que casi nadie habla por miedo a las represalias. El gobierno de Netanyahu consigue ahogar y amordazar así a toda la prensa a través de una ley aprobada al límite por 47 votos a favor y 36 en contra.