miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las presiones gubernamentales de Netanyahu amenazan la estabilidad de ONGs y medios de comunicación

Hace apenas dos semanas, Mossi Raz, codirector de la radio “All for Peace” fue convocado por la policía durante tres horas, acusado de dirigir una radio ilegal. Raz cuenta en un entrevista concedida a la PdR lo sucedido, “Aseguraban que tenemos un transmisor en los territorios ocupados, lo que no es cierto”. Las autoridades israelís se respaldan en que existe una compañía llamada Jerusalem Times que transmite desde la capital palestina el contenido de la emisora. Mossi continúa, “ Su dueño es palestino y él consiguió un permiso de la Autoridad Palestina para transmitir. Consiguió una frecuencia, paga los honorarios por ella y transmiten desde Ramala lo que hacemos aquí. Nosotros tenemos el estudio y transmitimos a través de internet. Ellos lo cogen de internet y lo difunden por todos lados”.

A su vez, tanto la sede de la organización Paz Ahora como el domicilio de uno de sus dirigentes, Hagit Ofran, han sufrido en las últimas semanas actos vandálicos por parte de la extrema derecha israelí. Lior Amihai, trabajador de la entidad sin ánimo de lucro nos relata los hechos: “Hemos sufrido ataques muy ofensivos en las últimas semanas: Un graffiti en la puerta principal de la oficina, tuvimos que evacuar el edificio donde se encuentra nuestra sede a causa de una amenaza de bomba, nuestro director, Yariv Oppenheimer, recibe constantes amenazas telefónicas y en dos ocasiones, la casa privada de nuestro Jefe de Equipo, Hagit Ofran, ha sido asaltada con pintadas en las que se clama por su muerte”.

En el domicilio de Ofran se podían leer graffitis que decían: “Rain te está esperando”, “Givat Assef venganza” “Saludos desde Maoz Etzion”. El primero hace referencia al asesinato deYitzhak Rabin perpetrado por un militante de extrema derecha y los otros dos hacen alusión a zonas devastadas recientemente. Las oficinas de la organización también fueron atacadas con pintadas de la estrella de David y amenazas de bomba inclusive.

Amihai prosigue: “ No sabemos quién es el responsable directo de los ataques y la policía solo nos ha informado de que están siguiendo a fondo el caso”. A pesar de ello, la organización confirma no temer los numerosos actos vandálicos que están sufierndo, “El miedo es muy personal y estoy seguro de que los niveles de miedo varían de persona a persona. Sin embargo, seguimos con nuestro trabajo y no dejamos que el miedo nos interrumpa. Por supuesto, hemos elevado nuestras precauciones y estamos actuando con mayor precaución, pero ninguna de nuestras actividades han cambiado debido a los ataques”.

Ambos acontecimientos vienen de la mano del intento de aprobación el pasado 13 de noviembre en el Comité Ministerial de la Legislación israelí de dos proyectos de ley en las que se limita la capacidad de recaudación de fondos de las ONG´s.

Las reformas, que permanecen congeladas por el momento, pretenden prohibir a todas las organizaciones sin fines de lucro recibir más de 20.000 NIS por parte de gobiernos u organismos internacionales por un lado, y obligarles a pagar un impuesto del 45 por ciento de todos los ingresos procedentes de capital extranjero por otro. Según publica el diario israelí Haaretz, el embajador de la Unión Europea en Israel, Andrew Standley, se puso en contacto con Yaakov Amidror, asesor de seguridad nacional del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para advertirle que la aprobación de dicha legislación perjudicaría la visión que tiene Occidente de Israel como un país democrático.

Amihai denuncia la situación: “El ambiente político en Israel es muy tenso. Estamos asistiendo a una propagación de la legislación radical de la derecha dirigido a perjudicar a las instituciones democráticas y en contra de organizaciones de izquierda que se ocupan de cuestiones tan importantes como los derechos humanos y la lucha contra la ocupación”.

En España las críticas por parte de diversas ong´s también se han hecho notar. Xabier Aguirregabiria representante de la organización no gubernamental sin ánimo de lucro, SodePaz, expresa su malestar: “Condenamos enérgicamente el nuevo intento por parte del gobierno sionista de limitar la libertad de actuación de las organizaciones no gubernamentales que trabajan por los DDHH y en pro de una justicia social” y añadía, “Es un atropello más a la libertad de expresión y de actuación de este gobierno sionista de extrema derecha”.

Dichas propuestas de ley se añaden al malestar general que ha provocado la presiones impuestas a la libertad de expresión y de prensa mediante la Ley anti-boicot aprobada a principios de julio de 2011. Según ésta, cualquier acto de petición de boicot de índole tanto económica como cultural o académica contra la idiosincrasia israelí tanto en Israel como en los Territorios Ocupados Palestinos se considerará un delito grave.

Lior Amihai analiza el panorama actual: “Esto podría explicarse en el hecho de que la derecha básicamente controla el Parlamento. Lo que explica también tanto la gran cantidad de legislación que se está levantando, como el por qué de que las organizaciones de izquierda se encuentren en el punto de mira”.

Aguirregabiria denuncia por su parte: “Esto es una muestra más de que el gobierno israelí no quiere que se conozcan ni se mejoren las condiciones infrahumanas a las que somete a la población palestina en toda la región”.

Mossi Raz se muestra tajante ante la situación de control que rige en el país y al cierre de su emisora como consecuencia directa: “No nos están atacando a nosotros solamente. Atacaron y despidieron a algunos periodistas en el Canal 1 de televisión; atacaron al Canal 10 al detener el dinero”.

Ante este panorama político, la izquierda israelí se encuentra cada vez más mermada y los medios de comunicación del país guardan silencio ante hechos tan noticiosos como el cierre de una emisora de cobertura nacional. Nos encontramos con un panorama desde principios de verano en el que casi nadie habla por miedo a las represalias. El gobierno de Netanyahu consigue ahogar y amordazar así a toda la prensa a través de una ley aprobada al límite por 47 votos a favor y 36 en contra.